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PASEOS DE GREETERS

La campaña de París en el Marais según Axel

Jardins partagés rue des Rosiers

 

Mientras deambula por las callejuelas del Marais, Axel, este perspicaz saludador parisino, le descubrirá los caminos insospechados de este enclave urbano. Como un barquero, le conducirá por caminos inesperados, abriéndole las puertas de un paisaje secreto enclavado en el corazón de París.

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Un patio de edificios, atajos bien disimulados, y te encuentras inmerso en jardines misteriosos, que recuerdan a los jardines de las parroquias rurales. Habla conmovedoramente del ritmo de los jardines compartidos, de las especies que florecen en ellos, mientras las mansiones enmarcan estos oasis verdes.

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Una pequeña puerta da a un sendero, y allí te encuentras en un parque casi desierto, donde un burro de madera, feliz portador de niños, intercambia miradas cómplices con una paloma desconcertada en busca de migas que no encuentra.

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Más adelante, en el interior de la iglesia parroquial de Saint Louis du Marais, detrás de velas parpadeantes, una puerta trasera entreabierta le conduce a un callejón donde las huellas del tiempo se pierden, dejando sólo una atmósfera teñida de nostalgia.

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En la calle, un encuentro casual con un conocido basta para abrir las puertas de un "palacio", una mansión privada que se entrega con el entusiasmo de una tía muy mayor cuya visita se ha hecho esperar.

 

Y qué decir del Clos des Blancs-Manteaux, revelado tras atravesar varias puertas de edificios, un jardín compartido que emerge de repente, adornado con vides que Axel se apresura a limpiar de la enredadera invasora, para dar a las uvas todas las posibilidades de madurar suavemente.

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Esta es la campiña de París, según Axel, una campiña encerrada en los meandros del Marais... 
Guiado por su pasión y su conocimiento del Marais, Axel nos descubre tesoros ocultos, momentos de poesía en el corazón de esta bulliciosa ciudad. Su mirada benévola abre las puertas de un mundo paralelo, en pleno corazón de París, se revela una reserva de la biosfera, donde la naturaleza ha recuperado todos sus derechos con un vigor deslumbrante. Un auténtico santuario donde la esencia misma de estos lugares debe preservarse con un respeto inquebrantable.

 

 

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