PASEOS DE GREETERS
Con Madeleine, "Todos los detalles importan"
Frente a la entrada de la Facultad de Ingeniería, que evoca extrañamente el ambiente hechizante de Hogwarts, esa famosa escuela de brujería y hechicería, Madeleine se interesa por un lema grabado en latín en la fachada. La estudiante recién llegada, la ignorante, nos remite al lema de la escuela, que en su día contó entre sus alumnos a Elisabeth Borne, nuestra Primera Ministra, y que es el siguiente: "Qui agit intellegit" - "Quien actúa, comprende". Una máxima enigmática que resuena como un hechizo, animando a todos a actuar para comprender mejor.
En su apasionada búsqueda del detalle, un talento innato alimentado por su trabajo con los visitantes con discapacidad visual a los que acompaña, Madeleine se revela como una experta en el sutil arte de describir formas y colores a los privados de la vista, pintando imágenes mentales. En el barrio de la Rue du Bac, donde abundan las fachadas elegantes y los ornamentos arquitectónicos, Madeleine rastrea cada detalle arquitectónico.
Esta calle revela toda la gama del savoir-faire francés: las delicias del chocolate, la elegancia de los zapatos, la preciosidad de las joyas y la delicadeza del diseño de interiores. Paseando por ella, el visitante se sumerge en la esencia misma del arte francés, tejido de refinamiento y elegancia.
La Maison Chapon es la referencia indiscutible en el mundo del chocolate. A su cabeza se encuentra el genio del chocolate Patrice Chapon, portador de una pericia incomparable y de una pasión inquebrantable. Lo que diferencia a este chocolatero artesano del resto es su enfoque único: es el único que tuesta él mismo las habas de cacao en su taller de París, lo que confiere a sus creaciones un sabor y una calidad excepcionales.
69 Rue du Bac, 75007 París
Chatelles nació de una pasión: François se enamoró de una joven y decidió regalarle un par de zapatillas creadas sólo para ella, con esta frase de Victor Hugo grabada en el interior:
"NO PUEDO ALEJARME... DE TI POR MÁS TIEMPO".. Fue amor a primera vista. Ella se enamoró de las zapatillas, dejó a François y se llevó las zapatillas con ella...
En el corazón de la orilla izquierda, el número 79 de la rue du Bac es una auténtica joya, sede de una joyería desde 1855. Tras su fachada, reconocida como una de las más sublimes de la capital, se esconden maravillas por descubrir. Las piedras preciosas, deslumbrantes por sus colores y su diversidad, van acompañadas del talento de los artesanos, el saber hacer a medida y la excelencia a la francesa.
79 Rue du Bac, 75007 París
Entrada a Beaupassage
Fabrice Hyber ha recreado un roble doble de trescientos años en el valle donde creció. Las ramas se juntan en la parte superior del porche para formar un arco utilizando pintura de vidrio sobre vidrio.
Más adelante, llegamos a una mansión cargada de historia, donde vivió Chateaubriand. El hombre que regenta una tienda de antigüedades al lado, tan fascinante como sus tesoros, nos susurra discretamente al oído que esta majestuosa residencia es ahora propiedad de uno de los hombres más ricos del mundo, François Pinault.
En su tienda, una especie de gabinete de curiosidades dirigido por el talentoso Pierre Farman, nieto del famoso aviador Dick Farman, que batió récords, se descubren algunos tesoros extraordinarios. Aquí descubrimos algunos objetos asombrosos: hélices y motores de avión cuidadosamente desmontados y luego reelaborados, pulidos, aumentados, casi esculpidos, tanto que emanan una belleza radical. Estas metamorfosis los transforman en verdaderas obras de arte. Entre ellas, nuestra mirada queda irremediablemente cautivada por una de estas piezas excepcionales. ¿Es del célebre Brancusi?
(Foto a continuación)
Nuestros paseos terminan en el patio de la Chapelle Notre-Dame-de-la-Médaille-Miraculeuse, un enclave tranquilo y discreto, pero uno de los diez lugares más concurridos de París. Una quincena de monjas, recién llegadas de Guadalupe, permanecen inmóviles en misteriosa contemplación. Sus rostros serenos delatan la atención especial que prestarán a esta Visitación, este momento privilegiado de comunión con lo inefable.
